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domingo, 3 de abril de 2016

Zhilan (El hombre confuso, el chino muerto y los gatos parlantes).

Zhilan - Gemma Herrero Virto.

Las elecciones que uno toma tienen la tendencia de regresar y recordarnos que los caminos que elegimos tienen sus consecuencias. No siempre el sendero que tenemos que recorrer es malo y, en pocas ocasiones, nos podemos llevar una agradable sorpresa. 
Hace algún tiempo me encontré con la reseña de un libro titulado "La red de Caronte" y me llamó la atención. Cuando por fin lo pude leer, debo decir que me gustó mucho (mi opinión en el enlace), por lo que cuando la escritora me contactó para que evaluara su última obra y diera mi opinión sincera, no me pude negar. La premisa descrita prometía y quería saber de qué se trataba.
No empiezo esta sección como siempre hago, con una breve biografía del autor. Está disponible en la reseña que mencioné. Sin embargo, si debo agregar un detalle. 
Gemma Herrero Virto vive con su novio, un perro y tres gatos. Uno de los gatos se llama Cyllan (los otros son Rahu y Chelsea). Ver ese nombre y la similitud fonética con el título y el personaje principal de este libro me hace pensar que no fue una elección al azar, más cuando consideramos que los gatos forman parte del núcleo de esta historia. 
¿A qué me refiero? Bueno...

Idea general:
Álex se despierta en un parque con un fuerte golpe en la cabeza. No recuerda qué ha pasado ni cómo llegó allí y mucho menos se acuerda de quién es el anciano chino que yace a su lado con un puñal sobresaliendo de su pecho. Por suerte, o por desgracia, una gata que lo ha visto todo desde la rama de un árbol comienza a explicarle lo que ha sucedido.
Una historia en la que se entremezclan asesinatos, mafia china, brujería oriental, romance y humor en una trama trepidante que te atrapará desde la primera página.
Opinión:
No sabía que esperar cuando empecé la lectura de Zhilan. El primer capítulo es puro suspenso. Un hombre despierta en un callejón solitario. Hay un cadáver a su lado. Tiene una daga ceremonial clavada en el pecho. Cuando trata de orientarse y averiguar qué pasó, un gato callejero le cuenta lo que hizo. Le dice que él mató al chino que yace tirado en el piso.
¿Parece loco? En realidad no lo es. En el siglo XX inició un movimiento literario conocido como Realismo Mágico, con Gabriel García Márquez como uno de sus exponentes más reconocidos. Su núcleo radica en presentar lo irreal y lo extraño como algo cotidiano, pero a la vez como una actitud frente a la realidad.
Zhilan cae en esta categoría. Tenemos un crimen, un asesino que no recuerda la identidad de su víctima y todo un clan de gatos callejeros que piden su ayuda cada vez que lo necesitan. Más irreal que eso no se me ocurre.
Los personajes están muy bien trabajados. Por un lado, Álex. Un abogado de 35 años que trabaja para un padre distante. Es uno más de sus empleados y, con razón, está frustrado con su vida, lo que lo lleva a actuar algo inmaduro en ocasiones. Es uno de esos actos lo que lo mete en problemas (no puedo decir más. Tendrán que leer el libro). 
Y, de repente, aparece Zhilan. Una joven asiática que se mete en su vida en medio de una balacera, cuando Álex trata de averiguar quien era el chino con la daga en el pecho. A partir de ese punto la trama va desarrollando o mostrando las peculiaridades de estos dos seres, obligados a convivir para ayudarse. Cada uno con su propia agenda o intereses. A veces coinciden. A veces, no.
En el medio, Coco. Un gato de color amarillo, con un ojo dorado y otro verde. Por alguna razón, que por suerte encontrará explicación antes del desenlace, Álex puede entender a los gatos. Se vuelve en su confidente, su asesor y en un elemento indispensable para resolver el misterio que lo persigue desde esa noche en el callejón.
Como dije, el elemento felino puede parecer loco o innecesario, pero la autora no es la primera. Si quieren algo similar (dentro del género negro) pueden leer mi reseña de "Bailando con serpientes" de Horacio Castellanos Moya. Igual de trepidante y funcionó igual de bien.
El año pasado estuve en el festival Córdoba Mata y se tocó mucho el concepto de los géneros y la fusión de los mismos (por ejemplo, el negrótico. Mezcla de novela negra con gótica). Raúl Argemí, escritor argentino residente en Barcelona, ganador del Dashiell Hammett, expresó su opinión y me pareció muy apropiada. Según él, no importan las etiquetas. No importa lo que se haga. Lo que interesa es contar una historia y si al escritor le parece que para contar su historia tiene que usar un vampiro, un zombie o un gato, esa es su elección. 
En este caso, Coco es vital y la historia no sería la misma sin él. 
La trama se desarrolló a buena velocidad, aunque varias veces tuve ganas de estrangular a Álex por su actitud. A medida que se sumaban cadáveres y se iba develando lo ocurrido, empece a ver la realidad y me pude imaginar el responsable sin mucho problema. No es predecible, no me malinterpreten. Muchos se llevaran una sopresa y yo me llevé un par en el camino, pero creo que me lo veía venir. 
Un buen lector no se molesta por eso. De vez en cuando logramos tomarle el pulso al escritor y resolver el caso como los buenos detectives que creemos ser. 
Coco diría que eso es una tontería. Posiblemente tiene razón.

El final es muy bueno y quitando si logra saber quien es el responsable (que en la novela negra no es lo más importante), los últimos párrafos cierran la historia como con las piezas de un rompecabezas, pero dejándole un sabor agridulce en la boca. 
No podía ser de otra forma.

Conclusión:
Una historia muy interesante. Es una novela de intriga con elementos de novela negra y realismo mágico. Algo diferente y eso siempre es bueno. Recomendado.